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ULMA se suma al compromiso de avanzar hacia la neutralidad climática en el 2050

04/07/2024
La estrategia de sostenibilidad de ULMA comprende la adopción de medidas orientadas a minimizar su impacto en el medioambiente principalmente mediante la integración del concepto de economía circular y mediante el cálculo de huella de carbono y la reducción de las emisiones de carbono de su actividad.

Tanto la implementación de la circularidad en nuestro proyecto empresarial como nuestra adhesión al objetivo de alcanzar la neutralidad climática en el 2050, tienen una repercusión directa en el desarrollo y la aplicación de la tecnología, la investigación y la innovación en nuestra actividad y en el diseño de nuestros productos, soluciones y servicios.

Por un lado, la circularidad está implícita desde el diseño de nuestros sistemas reduciendo la cantidad de materia prima necesaria para su fabricación. Además, los sistemas de andamios, cimbras y encofrados que alquilamos a nuestros clientes cuentan con un mantenimiento  y cuidado minuciosos alargando su vida útil. Así mismo, contamos con la Certificación Residuo Cero en nuestra fábrica y nuestro principal almacén logístico localizado en Ajofrín, Toledo, la cual garantiza que la organización destina a valorización más del 90% de sus residuos, minimizando la cantidad de residuos que generamos. Las certificaciones de cadena de custodia FSC (Forest Stewardship Council) y PEFC (Programme for the Endorsement of Forest Certification) que cubren todos los centros de trabajo de ULMA Construction situados en el territorio español, ofrecen las garantías sobre el origen de la madera que comercializa ULMA en los tableros de madera tricapa, las vigas de madera VM-20 y los tableros contrachapados con lámina de resina fenólica y certifican el cumplimiento de los requisitos de trazabilidad de productos forestales hacia fuentes sostenibles. Estos certificados contribuyen a mitigar la deforestación y la pérdida de masa de los bosques que son los principales sumideros naturales del planeta y son esenciales para la transformación del carbono en oxígeno, teniendo un gran impacto en la sostenibilidad del planeta, tanto a nivel ambiental, como económico y social.

En cuanto a la consecución del objetivo de reducción de las fuentes de emisión de gases de efecto invernadero, conlleva la definición de unos hitos y acciones concretas orientadas a acercarse lo máximo posible al objetivo cero neto. La denominada huella de carbono cero, neutralidad de carbono, cero neto​ o neutralidad climática implica el logro de un resultado neto de cero emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que se produce cuando la emisión de gases a la atmósfera es absorbida por vías naturales o artificiales. El concepto de neutralidad climática fue difundido en el Protocolo de Kioto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) creado para la reducción y la estabilización de las emisiones de GEI a la atmósfera como medida para luchar contra el calentamiento global y el cambio climático.

Atendiendo a lo estipulado en la norma UNE EN ISO 14064:201, el paso inicial en la estrategia de ULMA ha consistido en el cálculo de la huella de carbono organizacional de alcance 1, 2 y 3 que hacen referencia a las diferentes categorías de emisiones de gases de efecto invernadero definidas por el Protocolo de Gases de Efecto Invernadero. Según el protocolo, las emisiones de alcance 1 son las provocadas y controladas directamente por la empresa como consecuencia de su actividad. Las emisiones de alcance 2 hacen referencia a las emisiones indirectas creadas por la producción de la energía que una organización contrata. Mientras que las emisiones de alcance 3, aunque también pueden considerarse indirectas, hacen referencia a las producidas por los clientes que utilizan los productos de la empresa o a las producidas por los proveedores que fabrican los productos que utiliza la empresa, por lo que su medición implica el seguimiento de las actividades de todo el modelo de negocio o cadena de valor, desde los proveedores hasta los usuarios finales. Según los resultados obtenidos por ULMA en su medición, es precisamente en las emisiones de alcance 3 donde el impacto es mayor.

Además del cálculo de la huella de carbono, tanto en la central como en las diferentes filiales de ULMA se han adoptado las medidas para la reducción de las emisiones de alcance 1 y 2 mediante la ejecución de proyectos como la instalación de sistemas fotovoltaicos contribuyendo a la generación de energía renovable (266.787 kwh generados en 2023 en nuestras instalaciones), la sustitución de sistemas de iluminación por tecnología LED reduciendo el consumo eléctrico, el reemplazo de procesos de combustión por electricidad (pasando de carretillas diésel a carretillas eléctricas o de coches de combustión a coches híbridos), la implantación de sistemas de monitorización de consumos energéticos, la compra de electricidad de origen renovable o la aplicación de sistemas de aprovechamiento de frío/calor residual, la climatización por aerotermia, la utilización de maquinaria y equipos de mayor eficiencia, además de la activación de sistemas de apagado automático, entre otros. Estas acciones relacionadas con la energía, serán complementadas mediante otras acciones orientadas a reducir las emisiones provenientes del consumo de materias primas, transportes, residuos, etc.

La adhesión de ULMA al Pacto Mundial de la ONU es otro paso firme que consolida nuestro compromiso mediante el cumplimiento de los Diez Principios y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que tienen como objetivo impulsar y promocionar un tejido empresarial más inclusivo, sostenible y próspero, mediante la contemplación de medidas orientadas a limitar los incrementos de temperatura y otros efectos del cambio climático, estableciendo la reducción de la huella de carbono como una de las prioridades estratégicas para alcanzar un futuro sostenible.